Aulló el viento
Cuando mi padre llegó a casa aulló el viento en los postigos. Vaciló al vernos, nos miró con ojos de rechazo y frustración. Mi madre, sin encender la luz, lo esperó en la alcoba con su camisón verde. Una vez más no opuso resistencia, aunque despellejara sus huesos. El monólogo fue breve, no hubo inoportunas palabras. Mis hermanos y yo nos convertimos en imágenes a la sombra. Cuando mi padre dejó la casa, se oyó la huella que deja el silencio y en los postigos aulló el viento.
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