El ordenador.
Rabia sin descanso, esa palabra, que como niña, llora, se enfada y patalea, no quiere
mas escape que tu garganta, ni mas altura que tu boca, mezclarse para salir con el aire, que eleva la cometa de tus sueños.
— ¡ Rozaremos tus labios! Incluso sin tu permiso — rugen la montaña de letras.
Ese campo yermo que es folio de la pantalla en a4, es sembrado con las ideas que salen de estas teclas que os escriben.
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