INSTINTO PURO
Esa preciosura a quién conocí en Buzios. No recuerdo el nombre, tampoco estoy seguro si se lo pregunté. Caminando por la rambla, nos quedamos mirándonos. Como si no hubiera nadie alrededor, fui hacia ella; que se quedó helada. Nos besamos. Sin vergüenza. Sin reparos. Cuando nos calmamos, arreglamos para la noche. Fui a buscarla sin saber si iba a estar. Cuando bajó, me dijo que tenía miedo. Yo no dije nada, pero también tenía miedo. Una locura. Pero... ¿Quién no hace locuras a los veinte?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.