Recluido en casa a causa del frío y la nieve imperantes en el exterior y, sobre todo, por aquella extraña pandemia, el niño recorría la casa buscándolo mientras repetía: "el que no se ha escondido, tiempo a tenido".
Entonces, le brillaron los ojos. Abrió de golpe el frigorífico y exclamó:
- ¡Te pillé, invierno, te pillé!
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