lunes, 16 de marzo de 2020

Una historia cualquiera (Alexandros)

No fue un caballero andante, ni un príncipe azul, ni aquellos superhéroes de las películas, quienes me enseñaron el significado de la palabra coraje. Podría contaros que lo aprendí solo, enfrentándome a la vida y sus maltratos, pero no sería sincero.

Cuando tuve capacidad para reconocer el verdadero coraje, no ese henchido de testosterona que se expresa a golpes en las calles, los bares o el hogar, sino aquel capaz de afrontar la aciaga cotidianidad, de esforzarse cada día, de arrostrar las infinitas dificultades y superarse por quienes te importan, comprendí que el coraje tiene nombre de mujer. Gracias.


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