Neptuno, aliado con Eolo, levantaban con furia enormes olas, mientras mi nieto escuchaba atento mi relato, donde su abuelo, convertido en superhéroe, luchaba con su velero para tratar de vencerlos. Finalmente le conté que logré el objetivo, cuando la noche ya cansada, se durmió en brazos del sol y que luego, había decidido emprender el retorno triunfal al puerto. Allí, fui al bar para brindar con mis amigos marineros, pero metí la pata cuando le dije que sin darme cuenta, me embriagué en alcohol.
-¿Te embriagaste en alcohol? -, me preguntó mi nieto, porque no podía concebir en su mente a su abuelo superhéroe borracho.
- Bueno, pero fue sin darme cuenta
aunque, quizás no tanto -, le respondí sonriendo.
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