Durante un vuelo Montevideo/Madrid, el grito de un bebé que vanamente intentaba sacar leche del seno materno impedía dormir a la mayoría de los pasajeros, pero dadas las circunstancias no se oía ni media queja.
De pronto, desde tres asientos detrás de la impotente progenitora, una mujer se levantó, tras dejar dormida y satisfecha a su hija. Debe ser la presión, le dijo a la azorada madre. Si no le importa, aquí hay de sobra y mostró sus pechos henchidos.
El bebé en cuanto sintió el pezón dejó de llorar y se dedicó a succionar con deleite el manjar ofrecido, sin importarle que él fuera blanco y la teta negra. Nos quedamos todos con unas ganas locas de aplaudir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.