Envenenada por la tristeza, vaga sola en una ciudad enorme, sintiéndose pequeña y vacía, mirando al mundo de frente. Ella había sacado tiempo para escuchar lo que sentía, y con dolorosas punzadas, se aleja de un amor, que en vez de amor, fue castigo.
Ojalá la lluvia calmase sus ganas de vivir en melancolía, y arrastrando sus pies, bebe las gotas del cielo, sintiendo el precio del olvido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.