Enciende la radio y la música envuelve la habitación. Es entonces cuando todo desaparece y no hay nada más. Sólo queda la evasión, reflejada en notas que se elevan para volver a caer.
La música sigue sonando y es bailada por los recién aprendidos pasos de la niñez. Uno, dos, tres, y todo comienza de nuevo; como fragmentos de la misma historia, que se repiten continuamente, una y otra vez, una y otra vez...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.