La intensidad de los encuentros amorosos de Tarzán y Jane modificaron paulatinamente el ángulo del eje de rotación de la Tierra.
Durante los últimos 2 años se registró una variación de un cuarto de grado. Con ello, la física se transformó en sonatas, la química en poemas y la matemática en primaveras. Fueron innecesarias las esperas, desaparecieron las pandemias, mientras los abrazos, así como los silencios, se hicieron profundos. El llanto de los dolidos se hizo rocío mientras el canto de los pájaros se dibujó en cada amanecer. Chita esparcía semillas y bananas enteras, colgada del ombligo de la luna.
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