jueves, 24 de agosto de 2023

Disparen al dueño (Deva Prada)

A Johnny Mc.Carthy, dueño del saloon de Tombstone, no le metieron seis balazos por amañar las partidas de cartas, ni por manipular el mecanismo de la ruleta. Tampoco por servir whisky rebajado con agua turbia de quién sabe cuál abrevadero. Su muerte no tuvo que ver con el oro desparecido durante una de esas noches en las que tramperos nativos se enzarzaron con buscadores foráneos, en una pelea que destrozó medio local. Los tiros tampoco los dispararon las prostitutas explotadas en el piso superior. Si mataron a Johnny fue por contratar a aquel mozo que apenas sabía aporrear el piano.

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