jueves, 31 de diciembre de 2015

Cita indeseada (Dana)

Ellas siempre me encuentran. Haga lo que haga. Me esconda donde me esconda.

Aquel día había salido corriendo, como de costumbre, esperando que la presión de los oídos ahogase sus voces. Me adentré por callejones oscuros, mucho más que mi perturbada cabeza. Terminé en la boca del metro. Por un instante pensé que me había librado de ellas, pero entonces su sombra tapó la luz mortecina que se adivinaba al fondo del túnel. Salí rodando escaleras abajo y acabé frente a la máquina de billetes.

Me incorporé, sangrando, pero allí estaban: mi alma muerta, de la mano de mi conciencia.

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