Un siglo después de que se editara el último libro en papel –la postrera derrota de lo vegetal frente a lo digital-, las radiaciones emitidas por una gigantesca tormenta solar perforaron la magnetosfera terrestre; los circuitos eléctricos se colapsaron en su totalidad, los transformadores eléctricos fueron dañados, las comunicaciones tecnológicas abatidas, los aparatos e-readers fenecieron sin excepción y los contenidos de todos los e-books del planeta se extinguieron. La humanidad se enfrentaba a las consecuencias del grave error que había supuesto la abolición de las antiguas bibliotecas.
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