sábado, 14 de marzo de 2020

Tintineo de oro (Moira)

Alrededor del lavadero no había nadie. El agua se había cristalizado como los recuerdos más preciados en la memoria de un pobre anciano. Ya no estaba ahí su querida madre. No se escuchaba su voz. Sólo revivía en su memoria la dulce sonrisa que le hacía resplandecer el rostro y que llenaba de amor aquella casa.

Unas rápidas alas angelicales se posaron ligeras sobre un ramo desnudo. Una pequeña bola de plumas llameantes desafiaba al crudo Invierno con su melodioso canto. Aquel sutil tintineo de oro, aquel improviso rayo de esperanza, le calentó el corazón como un tierno abrazo materno.


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