Vaticinio
La víspera de su décimo aniversario, tuvo la premonición de que el día de su cumpleaños moriría. Ese mismo presagio, le ha venido persiguiendo siempre en la misma fecha.
Han transcurrido más de 80 años y el día anterior a su octogésimo sexto cumpleaños, pensó: Eso de morir en mi cumpleaños es una solemne tontería, así es que, no volveré a pensar en ello.
Al día siguiente falleció.
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