Nadie escucha su llanto en la noche. Quién aniquiló mi universo, dónde están mis hermanos, se pregunta viejo y seco. Eleva su cabeza por encima del vaso, y al divisar el fango, vuelve a refugiarse. Se acurruca formando una espiral y repite su letanía. Mañana volverá el sol, me zambulliré en el agua turquesa con mis hermanitos, la corriente nos arrastrará entre las algas, saludaremos a los chirretes y esquivaremos a las medusas. Y en el crepúsculo, nosotros, los caballitos de mar, flotaremos radiantes en el Mar Menor.
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