De pronto oscureció y, tras el manto de la noche, contemplé el tejido de la realidad con nuevos ojos. Adquirí habilidades secretas, mis sentidos se agudizaron y se fusionaron como olas que chocan y crean marea. Dejé la muñeca del vampiro relamiéndome los labios y, habiendo muerto, mi vida empezó de verdad.
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