El hombre había dudado ante todas las cuestiones planteadas por el psicólogo, demorándose siempre en contestar. Pero ante aquella última, sí, reaccionó y respondió al instante. La pregunta había tocado la fibra sensible de su corazón atormentado: "si tuviese que resumir en una palabra, con mayúsculas, la esencia de su infancia, aquello que le marcó especialmente, ¿qué palabra sería?". Levantó entonces la mirada, liberaron luz sus ojos y la respuesta le salió del alma: "MADRE". El psicólogo creyó intuir por primera vez vida en aquella mirada. Y en aquel rostro triste, el sutil esbozo de una sonrisa.
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