Cubrió su mustio cuerpo con brillantes alhajas, sus cicatrices con delicadas telas sedosas y se atavió con un elegante calzado. Lo había probado todo. Mas aquel cristal seguía reflejando aquella torcida imagen, desabrida e incómoda. No pasó mucho tiempo hasta que encontró la falla. Era su rostro. En él parecían estar grabadas todas sus desgracias, todos sus pecados. El retrato de su desdicha. Decidió empolvarse con el más fino maquillaje, pero resultó inútil. Pensó en sonreír, para solo conseguir una insulsa mueca. Practicó hasta agarrotarse y un día al fin la dominó, aquella dichosa sonrisa. Finalmente, vio la anhelada imagen.
jueves, 24 de agosto de 2023
Cómo dominar la sonrisa (Mar)
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