No hables de mí como si no estuviera, con esa sonrisa de compasión en tu cara. No hables por mí como si yo ya no pudiera explicar lo que me pasa y lo que siento. No quiero que me aparques en un sillón, ni necesito que me tengas tan protegida. No me trates como si fuera una niña, ni me hables como a un bebé. No soy tonta ni inútil, sólo soy vieja. Así que por favor te pido ¡Déjame seguir viva!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.