El lugar secreto.
Huyó y la soledad me hirió como el cristal roto.
Conocía las historias de compañeros que habían desaparecido antes, escaparon hacia un paraíso libre del miedo a ser pisoteado, un lugar donde poder respirar libres del peso de nuestro tirano.
Sé que él se sentía preso, oprimido. Detestaba nuestra vida miserable, nuestro trabajo rastrero.
Y así, sin aviso, mi compañero se esfumó, dejándome solo, incompleto.
Aunque mi destino en solitario es incierto, no le guardo rencor. Espero de todo corazón que haya encontrado su Edén particular, ese lugar secreto donde moran felices los calcetines que desaparecen sin dejar rastro.
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