WITHOUT HARD WORK, NOTHING GROWS
Un bostoniano
Al salir de la escuela, aunque lloviznara, la propuesta del partidillo en la plaza se recibía con la ilusión de la primera vez; y como si les viniera también de nuevo, la sorpresa de todas las tardes al verme doblar la esquina contraria… De apodos denigrantes, en referencia a mi supuesta orientación sexual, no faltaron por ese peculiar proceder. Tuve suerte al encontrar aquel moderno diccionario bilingüe en la biblioteca municipal, que memoricé tenazmente. De pequeño ya aplicaba soluciones creativas: jamás enamoraría a Marilyn Monroe sin una palabra de inglés, por más que me convirtiera en un apuesto tiarrón.
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