Al ver la cruz vacía todos preguntan por mí en el Calvario.
Pensé: "¿y si, a pesar de todo, no hay nada después?"
Tuve una crisis de fe, o como quieran llamarlo -lo reconozco- y decidí aprovechar un cambio de guardia para escaparme.
Antes de eso hablé con Dimas, por si quería venir conmigo, pero no conseguí convencerlo y hui yo solo.
Allí se quedaron Jesús y él.
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