EL VIEJO FORENSE:
Desde dentro mira a la madre, que espera en la sala con las rodillas muy juntas. Sobre la mesa el cuerpo. Una vez entendida la muerte, toca explicarla. Sale y se acerca a ella, que está sin estar. Se sienta a su lado, tomando con cariño su mano. Tranquila, susurra, tu hijo no sufrió, murió casi al instante…Un suspiro quedo, con reminiscencias de alivio, a modo de despedida. Los policías, viejos conocidos, se acercan para acompañarla fuera. El más veterano lo mira y sonríe con agradecimiento, sabe lo que le cuesta mentir al viejo forense.
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