INVIDIA
La envidia es un pecado capital. Bien lo sabe él, monje franciscano. Pero no puede evitar que le domine cada vez que observa el hábito de sus hermanos. ¿Cómo consiguen ese tono tierra tan tenue? Su obsesión es tal que le lleva a probar todo tipo de productos hasta terminar por sumergir las prendas en lejía. Éstas quedan tan decoloradas como su propio rostro al descubrirlas. Vencido, no halla otra opción que abandonar la orden de San Francisco y convertirse en cartujo con la esperanza de no encontrar otro religioso con el hábito más blanco que el suyo.
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