LIBRE TE QUIERO
Hoy, como siempre, adoro verte en el autobús. Luego, nos saludamos, hablamos, y enseguida siento vértigo por quererte tanto.
Cuando bajas y caminas por la acera hacia el trabajo, te conviertes en diana fácil para otros hombres que escanean descaradamente tu cuerpo. Entonces, sufres, lamentas ser tan hermosa y anhelas volver al paraíso de tu casa para sentirte libre y enamorada como un iceberg a la deriva.
Hoy, durante el trayecto, hemos hablado y reído como siempre, pero, antes de bajar en tu parada, me has dado un beso y me has confesado que te llamas Carlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.