MADUREZ
Cayeron los años. Rodaron la pendiente insobornable de la vida, abocando en un atardecer de efectivo deterioro.
Solo la noche amparará nuestra zozobra. Mejor la noche, sí, para que no pueda la luz arruinar el encanto de lo imperfecto. Mejor para camuflarse, para llorar, para emborracharse, mejor, si acaso, para huir. Mi perro joven oculta su apuro en la noche para poner a salvo la razón de su solvencia.
Ahoguemos, pues, la nostalgia del ayer dilapidado, desterrémosla, y sepultemos bajo la penumbra envolvente de la noche la irreparable madurez que nos delata. Solo así, estimaremos la vigencia del presente.
Pontetabla
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.