Nos pusimos de acuerdo. Nos encontraríamos en breve. Ella eligió pastillas. Yo salto al vacío.
Ahora, en el purgatorio, dudo. ¿Se las habrá tomado? O ¿Me habrá engañado al decirme que no tenía cuentas que saldar?
A mí, por haberme confesado, me tocará el paraíso. Y mientras, ella pasándoselo en grande con todos los diablitos. Por suerte, viene en mi auxilio la ira, pecado capital. Ya empiezo a notar el calorcito, casi como un agosto infernal. Ay, no la veo, seguro que algo hemos hecho mal.
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