miércoles, 23 de agosto de 2023

Ojos de perro (Wes)

Sobre las baldosas resquebrajadas cayó la sangre y después las lágrimas. El chucho chillaba, desesperado, lamiendo los manchurrones granates que iban escociendo el suelo. De la caja nada quedaba, ni de la vieja, solo quedaba aquel chucho del color del cieno.  

Le miró, se miraron.  

No eran ojos de perro, eran ojos acusadores, delatores. Eran ojos humanos. ¿Los de la vieja? ¿Qué iba a hacer ahora, eh? ¿Dejar ahí al maldito espectro?  

Sobre las baldosas resquebrajadas cayó la sangre, pero ya no hubo lágrimas. Los últimos ojos que se llevó la navaja se apagaron con la imagen del señorito grabada.

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