Sólo arena
El calor hizo que saltáramos y nos zambulléramos en las aguas del nacimiento del río, apenas balbuceantes. En poco tiempo, un ritmo continuo y claro nos permitió, primero, jugar sin control contra corriente, bracear entre quiebros e impulsos, y más tarde avanzar, dejarnos llevar hacia un horizonte cada vez más abierto. Finalmente, las aguas de la desembocadura con su calidez nos fueron abrazando y, poco a poco, nos fuimos deshaciendo en finos granos de arena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.