Umbral de maravillas y sombras (P. Glez)

En el bosque encantado, los árboles susurraban secretos ancestrales y las criaturas mágicas bailaban entre las sombras. En el corazón del bosque se alzaba una puerta antigua cubierta de runas centelleantes. Al abrirla, Ariadne quedó maravillada al entrar en un reino de maravillas. Dragones de colores surcaban los cielos, mientras hadas tejían hechizos de luz. Un río de cristal fluía con aguas curativas y los árboles concedían deseos en sus hojas brillantes. Pero la belleza ocultaba peligros: los susurros de las sombras advertían de un mal antiguo. Ariadne debía enfrentarse a la oscuridad para preservar la magia que tanto amaba.