AQUÍ ABAJO
Cuidamos la planta que ha salido en la mano de nuestra abuela. La regamos. Le quitamos las hojas que van muriendo. Luego la llevamos al sol. Empujamos su silla de ruedas y evitamos las horas de calor. Pronto dará flores. Quién sabe si frutos. Y sabemos que llegará el momento en el que ella nos deje. Pero la enterraremos en el jardín; así lo hemos decidido. Echará ramas y vendrá el árbol, sus raíces lo ocuparán todo. Al atardecer pondremos la oreja en la tierra. Y entonces escucharemos su corazón latiendo fuerte aquí abajo.
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