jueves, 24 de agosto de 2023

DULCE DESPEDIDA (Hércules)

Siempre pensé que tenía alma. Que era un gigante de piedra que, con su recoleta plaza, nos abrazaba; nos protegía de toda desventura y nos acariciaba con sus tibios rayos de sol.

Necesitaba ese abrazo, esa paz interior que sólo pude sentir allí. Y quise vivirla lentamente, saboreando cada segundo, respirando los aromas de mi niñez.

La plazoleta empedrada, testigo de mis correrías, lucía preciosa, limpia, serena. Las deliciosas callejuelas me llevaron hacia mi nueva vida, mi viejo hogar.

Allí pasé mis mejores años. Volvía a mi pueblo, de donde nunca debí salir. De donde, lo prometo, no saldré jamás.

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