Y pensar que la tengo en mi boda... Con lo mal que nos llevábamos de pequeñas. Yo le tiraba de las trenzas y ella se reía de mi nariz chata. Detrás de esas travesuras había un universo que nos pertenecía, lleno de miradas que no entendíamos y de secretos que no queríamos compartir. «La vida da muchas vueltas», decía mi abuela. Lo pienso y sonrío, mientras coloco el anillo en su dedo y escucho las palabras del funcionario que hoy nos une en matrimonio.
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