Salimos dos, pero solo uno regresó.
Partimos dispuestos, deseosos, juntos, los dos.
Recorrimos senderos sin más brújula que el ánimo de caminar el uno al lado del otro. Nos adentramos en la espesura sin más guía que el compás de nuestros pasos. Anduvimos los dos, y disfrutamos.
Pero solo uno regresó. El otro se quedó en el silencio del monte, en la quietud del árbol, en el vacío del aire.
Solo uno de los dos volvió. No fue el más fuerte, ni el más valiente, ni el más sabio. Solo volvió, no sé… el que tuviera un motivo para hacerlo.
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