Yo, no quiero que con mis impuestos se financien las vacaciones de algunos grupos, ni que se regalen bonos culturales a otros, Yo, lo que quiero es que, con mi contribución, se compre sal, mucha sal, toneladas y toneladas de sal, toda la cantidad que sea posible, para arrojarla al mar Mediterráneo y convertirlo en otro mar Muerto, donde flote todo, dado su alto nivel de salinidad. Y así, deje de ser el cementerio donde acaban ahogados los inmigrantes y evitarme el sonrojo y la angustia que me produce contemplar noticias que justifican que no hayamos sido capaces de rescatarlos.
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