jueves, 1 de mayo de 2025

¿Y ahora cómo me quito el olor a ti?

Así empezaba la mañana de un día cualquiera de abril, una mañana llena de atascos mentales, de una chica cualquiera, no en un país diferente.
No era un amor extremadamente normal, era más que eso, pero no es explicable.
Uno quinceañero, el último de su vida o solo alguien más que entraba para irse.
El no darle importancia a ello no quitaba que lo pensase, que estuviera rebozada en sus recuerdos.
En el paseo por la playa, en la arena en sus pies y, como siempre, sola en lo que sentía, con un millón de personas a su alrededor, sonriendo para que nadie sospeche.
Su mente, a sus tantos años, se convertía en una adolescente loca por sentir; sus manos, un poco arrugadas por los años, se veían perfectas en la piel de esa persona, como si estuvieran pintadas en un cuadro del mejor pintor de una antigua época.
No sospeches del amante, pues en los mejores pensamientos podría ser la novela de una escritora o el sueño desquiciado de la locura.
Para ella, era la perfección más perfecta hecha realidad.
En otra noche poco pensante, pasará que...

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