viernes, 2 de mayo de 2025

Título: Control zeta (Seudónimo: Patay)

Ahora lo tiene claro. Ni siquiera una pandemia les ha hecho reflexionar, piensa. En cuanto recuperaron algo parecido a la normalidad volvieron con ella las desigualdades, las guerras y la contaminación, y se esfumaron de un plumazo la solidaridad y la buena fe. En consecuencia, concluye que lo mejor es dejar de intentarlo, reconocer al fin su fracaso y comenzar otra vez de cero.
 
Como hizo con los dinosaurios.

Apenas amanecía (Chapman)


APENAS AMANECÍA

El general tomó asiento frente a la mesa de su despacho. Cogió un bolígrafo y, sin ningún interés, firmó aquellos cuatro documentos. Apenas amanecía cuando sonó una descarga de disparos con armas de fuego y cuatro cuerpos sin vida cayeron al suelo. 

jueves, 1 de mayo de 2025

La Lluvia - Chaves Orwell

La Lluvia 

Está lloviendo.

Las gotas golpean el firmamento. Impactos amortiguados. Se avisan unos a otros para admirar juntos ese cielo de ondas que se entrecruzan y se fusionan, que se viste de figuras geométricas insospechadas.

Así es como los peces sienten la lluvia debajo del agua.


@ChavesOrwell

"MYKOLA" - VASIL PETROV

"MYKOLA"

Seudonimo Vasil Petrov

 

            ¿No trae su gorra? -dijo el sargento.

            No, y aquí dejo mis insignias, mi fusil, la pistola, el machete, mi casco, la mochila, mi chaleco, la chaqueta y mis botas -contestó el soldado Klozov, con la cabeza alta y mirando al sargento.

            ¿Deserta?

            Si.

            ¡Le harán un consejo de guerra! -exclamó violentamente el sargento.

            Lo sé -Mykola Klozov lo tenía muy claro.

            Años de cárcel.

            Prefiero vivir encarcelado, que vivir arrepentido de matar a otro hombre.

 

(Basado en un hecho real. Dombás, 13 de junio de 2024).

 

 

Un solo deseo (Pequenapekenina)

Un solo deseo

Lali aspira el aroma a vida de una campanilla. También a un ser diminuto. Este entra en su nariz.

—¡Qué oscurito!

—¡ACHÍSSS! —Lali estornuda.

El ser sale despedido entre una nube de polen y chispas de luz.

—¡Soy tu hadita! Pide tu deseo.

—¡ALUCINAAANTE! Pero otros peques lo necesitan más. Yo soy feliz.

—¡Cuenta, cuenta!

—Mis compis juegan conmigo poniendo chinchetas en mi silla o escondiendo mi fruta.

El hada crece de tamaño. Abraza a Lali. Ella siente, nuevamente, el cosquilleo de la barba de su papá.

—Siento haberme ido temprano. No es un juego. Es bullying. No estás sola.


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¿Y ahora cómo me quito el olor a ti?

Así empezaba la mañana de un día cualquiera de abril, una mañana llena de atascos mentales, de una chica cualquiera, no en un país diferente.
No era un amor extremadamente normal, era más que eso, pero no es explicable.
Uno quinceañero, el último de su vida o solo alguien más que entraba para irse.
El no darle importancia a ello no quitaba que lo pensase, que estuviera rebozada en sus recuerdos.
En el paseo por la playa, en la arena en sus pies y, como siempre, sola en lo que sentía, con un millón de personas a su alrededor, sonriendo para que nadie sospeche.
Su mente, a sus tantos años, se convertía en una adolescente loca por sentir; sus manos, un poco arrugadas por los años, se veían perfectas en la piel de esa persona, como si estuvieran pintadas en un cuadro del mejor pintor de una antigua época.
No sospeches del amante, pues en los mejores pensamientos podría ser la novela de una escritora o el sueño desquiciado de la locura.
Para ella, era la perfección más perfecta hecha realidad.
En otra noche poco pensante, pasará que...

"Crónica de lo invisible" (Virtudes)

 Salí a caminar, necesitaba aire fresco, dejar mi mente en blanco. Dejé el móvil y el bolso en el apartamento, salí indocumentada. 

Quería ser eso, nadie en esta vida... 

Era una noche preciosa, no había mucha gente, solo murmullos del aire y alguna carcajada en las hojas de los árboles al rozarse. 

Paré en una taberna, me gustaba su fachada, siempre me quedaba mirando esos dibujos antiguos y sus maderas decoradas, parecía una posada mágica. 

Respiré hondo y entré, algo me impulsaba a que lo hiciera, necesita beber, salir de la rutina, hacer algo nuevo. 

Bajé dos escalones, el local me gustó a primera vista, me transmitía tranquilidad y paz. 

Miré a mi alrededor intentando ver un lugar donde sentarme y alejada de las cinco personas que había en la taberna. 

Sentía sus miradas, como si un extraño entrara en sus casas, saludé y seguí caminando 

Decidí en un instante, me sentaría en aquella mesa apartada al fondo, detrás había un cuadro, cuatro ángeles que estaban jugando, me pareció divertido. 

A los cinco minutos llegó el camarero, muy serio, pero con voz muy amable me preguntó qué deseaba tomar, le pedí un café solo bastante fuerte. 

Saqué mi cuaderno de notas, mi lápiz y la goma, es lo único que puedo borrar de mi vida, mis locas palabras y alguna que otra falta. 

Mientras me tomaba el café observaba a mi alrededor, mi mirada se cruzaba de vez en cuando con las personas que estaban allí, se les notaba más relajados. 

Cogí mi lápiz y empecé a escribir, describiéndoles, sus formas de beber, sus gestos, sus voces que eran murmullos para no entorpecer al resto 

En la barra un hombre de unos cincuenta y tantos años, delgado, rubio y con ojos verdes, tenía un acento especial, no parecía de esta ciudad. 

Hablaba de política con el tabernero de unos sesenta años, parecían estar los dos en desacuerdo, pero me impresionó su forma de debatir, sin necesidad de alzar la voz. 

En la mesa de mi derecha una pareja de unos cuarenta años se veían enamorados, de vez en cuando ella tocaba la mejilla de él y él la besaba en la frente, se bebían el café muy despacio como si no desearan que se acabara. 

En la otra mesa, a mi izquierda, dos hombres de avanzada edad, unos ochenta años. Uno estaba leyendo el periódico y el otro haciendo crucigramas, con unas copas de coñac. 

Mirando a mi alrededor, me daban paz, como si el tiempo allí no pasara, me sentía como en otra época, como si al salir no fuese a encontrar todo como lo dejé. 

Pero también me sentía observada, ya no por ellos que de vez en cuando me miraban, sino como si alguien estuviera haciendo conmigo lo que yo con esas personas, observándolas. 

Miré a mi alrededor dejando en mi mente cada rincón de ese lugar tan simple pero a la misma vez tan mágica. 

Al girar mi cabeza, en la parte derecha de la barra donde apenas había luz, sentí una mirada...

miércoles, 30 de abril de 2025

Grandes catástrofes (Gratia Aluna)

Grandes catástrofes
Al despertar, pensó, Hoy va a ser un gran día, pero todo se torció pronto. Al salir, se encontraron con que la cosecha era escasa. Al volver, de repente la tierra tembló y se derrumbó el terreno, aplastando gran parte de sus compañeras. Cuando las sobrevivientes salían como podían, un incendio quemó los restos de las despensas y cuando parecía que no podía ser peor, hubo una inundación, lo que prácticamente acabó con casí todo y todas. Ella se salvó subiéndose a una rama mientras pensaba: Creo que hoy finalmente no ha sido un buen día para el hormiguero.

domingo, 27 de abril de 2025

En dos palabras (JOTAMER)

Allí está la Torre, perfilándose en el horizonte, majestuosa y altiva.
Su presencia, indicaba el final del camino para aquel humilde trotamundos; aunque aún no lo sabía. Unas hieráticas Moiras habían tejido los caprichosos hilos de su destino, acercándolo hasta ese lugar rodeado de sembrados bañados por el mar.
Pero nunca había oído hablar de aquel pueblo cuando comenzó su aventura, pertrechado con ligero equipaje e inquietudes juveniles. Ahora, estaba resuelto a conocer su nombre, pues no tardó en preguntar.
−Noble viajero, la historia ilustra que este pueblo, un tal Pacheco lo vino a fundar. −Recibió como única respuesta.

viernes, 25 de abril de 2025

El paraguas verde de Juan ( Hirameki)

Juan tenía un paraguas verde. No era un paraguas cualquiera. No lo usaba para la lluvia, ni para el sol. Lo usaba para imaginar mundos mágicos.

Un búho le dijo: "A veces los ojos cuentan lo que la boca calla", una tortuga le enseñó: "Lo importante es no dejar de intentarlo", un zorro susurró: "Las historias viven en ti". En el mundo de los gigantes,uno confesó: "También nosotros sentimos miedo".

Juan en cada aventura aprendió a expresar lo que sentía, a escuchar y a no temer equivocarse. Así, su paraguas no solo lo hacía volar, también lo guiaba por dentro de sí mismo.

jueves, 24 de abril de 2025

MÚSICA (Lv116)

Su vida siempre fue un continuo silencio. No pudo ir más allá de imaginarse cómo sería una sinfonía o un aria, la voz de Bruce Springsteen, Madonna o la de Joaquín Sabina. En muchas ocasiones miró intentando que la visión fuera el traductor de la voz de Plácido Domingo, Diana Damrau, intepretando "Reina de la Noche" o la de Anna Netrebko.

A su muerte, le dio exactamente igual el minuto de silencio que guardaron sus amigos.

 

jueves, 24 de agosto de 2023

Cómo dominar la sonrisa (Mar)

Cubrió su mustio cuerpo con brillantes alhajas, sus cicatrices con delicadas telas sedosas y se atavió con un elegante calzado. Lo había probado todo. Mas aquel cristal seguía reflejando aquella torcida imagen, desabrida e incómoda. No pasó mucho tiempo hasta que encontró la falla. Era su rostro. En él parecían estar grabadas todas sus desgracias, todos sus pecados. El retrato de su desdicha. Decidió empolvarse con el más fino maquillaje, pero resultó inútil. Pensó en sonreír, para solo conseguir una insulsa mueca. Practicó hasta agarrotarse y un día al fin la dominó, aquella dichosa sonrisa. Finalmente, vio la anhelada imagen.  

Non plus ultra (Ángela Moe)



Estaba fría y ausente desde hacía dos semanas. 

Solo ocasionalmente le respondía con algún monosílabo cuando intentaba entablar conversación. 

 

Ella lo había sido todo para él; sus pies y sus manos. Su esclava. La necesitaba más que nunca.

 

Nuevamente, se dirigió hacia la mesa del salón en un desesperado intento por recuperar la comunicación entre ambos. La pregunta era clara: 

 

- María, ¿cuánto aceite hay que echar en la sartén para freír un huevo?

 

El vaso que portaba se movió con inusitada ferocidad por el tablero. Esta vez sí hubo respuesta:

 

- ¡D-É-J-A-M-E D-E-S-C-A-N-S-A-R E-N P-A-Z D-E U-N-A P-U-Ñ-E-T-E-R-A V-E-Z!

 

 


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Mike (Nyra Wolf)

Le dije a Mike que la necesidad de contar historias diferencia a los seres humanos de los animales y no entendió que, para ello, no había que estar alrededor de una hoguera. Intenté hacerle comprender que la conexión del ser humano con el arte de la creación artística había desaparecido y me dolió que pensase que era porque no había cobertura. Le hablé sobre valores literarios y me preguntó qué mandamiento era ese. Amo leer y lo único que quería era que compartiese mi amor, porque me hubiese gustado que amase los libros tanto como yo lo amo a él.

 

 

Ocaso (Arquímedes)

Me encantaban los atardeceres de verano a tu lado. Son ya tantos años juntos que puedo intuir tus gestos, tus miradas y, sobre todo, tus palabras.

Dentro de un rato el sol se nos escapará un día más entre las manos para esconderse al otro lado del mar. Me regalarás alguna caricia en forma de sonrisa que evitaré. Taparás tus hombros dorados y desnudos y acto seguido te llevarás con delicadeza a los labios una copa de vino blanco afrutado.

Y, antes o después, añadirás cómo se nota que los días son cada vez más cortos.

SECUESTRADOR (ÉRAZEL)

SECUESTRADOR

Seudónimo: ÉRAZEL


Si el traje no es para mí, ¿por qué me llama?. Acaba de guiñarme el ojal y sus mangas buscan mi contacto.

No eres feo, eres pobre, me digo. Con este traje, el mundo se abriría a mis pies en modo alfombra roja, bellas mujeres me abordarían con la esperanza de conquistarme, las empresas más prestigiosas y, ¿por qué no? las productoras de cine, se me rifarían sin que yo tuviera que hacer nada más que existir.

Ya he dado el primer paso infiltrándome como empleado de la limpieza. Al menor descuido, el traje se viene conmigo: juntos, seremos invencibles.

Vieja lozanía (Nuño Jara)

No duden, amigos, que mi frontispicio esté arrugado y repleto de heridas. Revuelvo a respirar. Converso en silencio con Pessoa sobre aquello del desasosiego. Busco respuesta levantando piedras y arañando ciegas conversaciones. Esta curiosidad anancástica es qué menos que vesánica. No hay verdades a medias, sólo certezas finales, ¿existen? Subo a la guarida de mi atalaya. Me descalzo, pero no por última vez; la soga sigue anudada en la más pequeña estalagmita. Recuento y vuelvo a hacer una reflexión profunda. Me quedo con unos párpados cerrados y, de fondo, la música de abubillas y tricaos.

DULCE DESPEDIDA (Hércules)

Siempre pensé que tenía alma. Que era un gigante de piedra que, con su recoleta plaza, nos abrazaba; nos protegía de toda desventura y nos acariciaba con sus tibios rayos de sol.

Necesitaba ese abrazo, esa paz interior que sólo pude sentir allí. Y quise vivirla lentamente, saboreando cada segundo, respirando los aromas de mi niñez.

La plazoleta empedrada, testigo de mis correrías, lucía preciosa, limpia, serena. Las deliciosas callejuelas me llevaron hacia mi nueva vida, mi viejo hogar.

Allí pasé mis mejores años. Volvía a mi pueblo, de donde nunca debí salir. De donde, lo prometo, no saldré jamás.

LAS VUELTAS DE LA VIDA (Cloud)

Y pensar que la tengo en mi boda... Con lo mal que nos llevábamos de pequeñas. Yo le tiraba de las trenzas y ella se reía de mi nariz chata. Detrás de esas travesuras había un universo que nos pertenecía, lleno de miradas que no entendíamos y de secretos que no queríamos compartir. «La vida da muchas vueltas», decía mi abuela. Lo pienso y sonrío, mientras coloco el anillo en su dedo y escucho las palabras del funcionario que hoy nos une en matrimonio.

 

LA PARADA (INDRIYA)


Una avería durante el trayecto hizo que el tren se parase en Torre-Pacheco. Él, trajeado, bajó a fumar. 

Miró la pequeña estación y le evocó su infancia, cuando soñaba con abrir una librería-cafetería. Ahora se dedicaba a ir de aquí para allá vendiendo productos que no le gustaban, fantaseado con dejarlo todo y empezar de cero, sin encontrar el valor para hacerlo. 

Ante el murmullo, subió tembloroso y se sentó. Sólo esperaba que la avería no condujese a él. Había estudiado hasta el milímetro cualquier variante en su plan. Necesitaba más tiempo para no llegar al final del trayecto. 




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¿Ética o vida? (Panabs)

 

¿Es ético enamorarse de un compañero de clase?

 Claro que sí, divertido.

60 años, matrimonio de contrato, un hijo, prejubilada, vida monótona, sin ilusión.

Una escuela de idiomas, un curso de inglés, un compañero 15 años más joven, una lenta aproximación, sin darse cuenta.

Atracción, dejémoslo en amistad.

Una cena de fin de curso, una celebración ¡aprobados!, unas copas, fin de la fiesta.

Te acompaño al coche. Los brazos se rozan, se eriza la piel. Dos besos, olor de pasión. Susurro en el oído, vibración en el cuello.

Suspiro, el corazón a mil.

Deseo contacto.

Caricias.

Lo inevitable…

¿Es ético?

 

 

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La espera (Sephiroth)

Aguarda escondido a una distancia prudente, el cuerpo entumecido por la quietud prolongada, cara al viento para que el animal no perciba su olor.

El gigantesco alce se acerca al cebo con paso majestuoso, los enormes cuernos erguidos, el gesto tranquilo del que desconoce su pronta extinción.

Por fin, sus miradas se encuentran.

El hombre cierra un ojo, acerca el que tiene abierto al visor, enfoca el objetivo y dispara.

Agotado y satisfecho, dedica un ademán respetuoso al alce, visualizándolo ya en su salón de trofeos.

Con suerte, será la mejor fotografía de su vida.   

Perfección Churri

Título: Perfección
Pseudónimo: Churri

Perfección

Su límite estaba en treinta flexiones. Aún. Después de un mes de gimnasio, solo había logrado eso. Kevin bebió de su batido de proteínas. Esta mierda no funcionaba.

El espejo no mentía. Seguía siendo un trozo de grasa. Ni siquiera se le notaba el pecho, lo que tenía eran tetas. Y él no tenía que tener tetas. Alicia sí. ¡Lo que daría por tocar esas tetas!

Era normal que se riesen de él en el instituto.

Pero m4cho666 tenía vídeos para lograr su cuerpo perfecto y enlaces a webs de esteroides. Caro, pero podía vender las inyecciones que le sobrasen.

El corazón del ángel (Azaria)

Con los brazos sobre el regazo, sentada en la ruidosa mecedora de la terraza, viendo a Miguel jugar con las construcciones del abuelo, siento que, por segunda vez, late en mi cuerpo más de un corazón. Un ángel habita en mi vientre , creciendo inocente, a salvo, conmigo. Quisiera atraparlo con mis entrañas, abrazarlo con el alma, protegerlo para siempre en el espacio celeste de mi interior. Sin embargo, adelantaría las manecillas del reloj del pasillo, porque me muero por ver su rostro angelical y que empiece a volar.
Enviado desde mi iPhone

FÓRMULA (P. Peroni)

-Y como sé que esa fórmula va a caer seguro en el examen y yo, con lo despistada que soy, seguro que me dejo la chuleta en casa, he decidido tatuármela.

-Amalia…

-¿Qué?

-Que te la has tatuado en la espalda.

Hubo un silencio incómodo.

-Muy lista no soy, ¿verdad?


DESPERDICIO DE AMOR (Micaela Space)

DESPERDICIO DE AMOR


Los gobiernos y autoridades insisten en que son restos de meteoritos y demás basura interplanetaria desmenuzada. Hay quien opina que es el residuo de un combustible avanzadísimo que dejan las naves de otros mundos, cuando nos visitan para intentar salvar este. En cambio, los más creyentes siguen pensando que son ángeles del cielo que, por algún motivo, han sido desterrados del Paraíso y al tocar tierra se vuelven pelusa celestial. Pero tú y yo sabemos, al buscarnos de lejos, que son los besos y caricias que no nos damos, que sobrevuelan perdidos, buscando inútilmente posarse, hasta caer al suelo exhaustos. 


Micaela Space


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Disparen al dueño (Deva Prada)

A Johnny Mc.Carthy, dueño del saloon de Tombstone, no le metieron seis balazos por amañar las partidas de cartas, ni por manipular el mecanismo de la ruleta. Tampoco por servir whisky rebajado con agua turbia de quién sabe cuál abrevadero. Su muerte no tuvo que ver con el oro desparecido durante una de esas noches en las que tramperos nativos se enzarzaron con buscadores foráneos, en una pelea que destrozó medio local. Los tiros tampoco los dispararon las prostitutas explotadas en el piso superior. Si mataron a Johnny fue por contratar a aquel mozo que apenas sabía aporrear el piano.

La niña que acabó con la guerra (Sempiterno Bosco)

Sus padres llevaban tres días sin volver. "¡Camila, tira el libro, corre!", le gritaron los niños del pueblo alejándose calle arriba, "¡Ya vienen!". Serena, los vio desaparecer en el horizonte; dejando la puerta entreabierta, entró a casa; cuando los militares irrumpieron, las escopetas por delante, no hallaron a nadie; sobre la cama, un libro ilustrado: en la página abierta, una niña leía sobre la almohada. Al entrar, otros dos soldados hallaron el libro en el suelo; en la última página, los suyos leían al pie de la cama. Se miraron por última vez, y el libro cayó a sus pies. 



Título: "Bloqueo creativo" Seudónimo: Quantum Doodles

Bloqueo creativo  

 

Estaba absorto en vanos intentos de escritor, cuando reparé en la figura oscura que oteaba el horizonte. Aquel maniquí asomaba su busto por el balcón. Me pregunté por qué no asomaba también alguna otra parte del cuerpo: ya sea la cabeza, los brazos, una tímida mano…  Lo normal ¿no? Aquel maniquí no daba respuesta a la pregunta. No existía la palabra "normal" en ese relieve del pecho. Estaba en blanco como los huecos dónde sus correspondientes partes deberían estar asomando. Agarré el cuaderno y me dediqué a rellenar la respuesta. Conforme la justificaba, "la mujer" fue apareciendo… 

Resaca (Kokoro)

Hace dos noches volví a verte.

Fingiría que no esperaba encontrarte,

pero sabía que estarías en el bar de siempre.

Nada más entrar nos cruzamos.

Yo tan borracha, tú tan radiante.

Esperé sentada detrás de la barra,

alimentando mis palabras con copas de vino.

Volví a verte.

Me levanté, no sin esfuerzo, y fui a saludarte.

Volvimos a hablar del tiempo,

de la subida de precios,

de la entrada del otoño

y de las vacaciones.

Volvimos a hablar de todo y de nada,

a discutir sobre lo superficial

y a fingir naturalidad.

Volvimos a no volver.


Simulacro (JF Wolver)


Mientras ellos discutían de nuevo, el niño cogió un cuchillo del cajón de los cubiertos y se lo escondió en el bolsillo. Luego fue a su cuarto y sacó una Barbie y un Darth Vader en miniatura de debajo de la cama. Levantó la colcha, tapó los dos juguetes con ella y dejó fuera sus cabezas, apoyadas en la almohada. De pronto, la madre entró en la habitación, y tras echar un rápido vistazo volvió a salir y dijo: «Menos mal que no se entera de nada». El niño entonces agarró el cuchillo y cortó el cuello a los muñecos.

(MADUREZ Pontetabla)

MADUREZ

 

Cayeron los años. Rodaron la pendiente insobornable de la vida, abocando en un atardecer de efectivo deterioro.

 

Solo la noche amparará nuestra zozobra. Mejor la noche, sí, para que no pueda la luz arruinar el encanto de lo imperfecto. Mejor para camuflarse, para llorar, para emborracharse, mejor, si acaso, para huir. Mi perro joven oculta su apuro en la noche para poner a salvo la razón de su solvencia.

 

Ahoguemos, pues, la nostalgia del ayer dilapidado, desterrémosla, y sepultemos bajo la penumbra envolvente de la noche la irreparable madurez que nos delata. Solo así, estimaremos la vigencia del presente.

    

 

                                                                                                                Pontetabla

El sol y las ilusiones (Fermat)

La niña que mira al sol tiene unos ojos grandes y hermosos. Lo busca los días de azul intenso y se entrega a su voluptuosidad de luz y fuego. Después gira la mirada y en los tejados de chapa del barrio salpican destellos azules y rosas. "¿Vosotros nos los veis?". Y se ríen de la niña de los ojos grandes. Pero ella juega a su filtro de color. Y el sol le baña la carita hermosa. Y despacio, muy despacio, se va adueñando de sus pupilas.






Desde entonces (Camino)

El amor, cuando es verdadero, se reconoce por ese matiz asfixiante que se ancla en la garganta. Loli lo sentía y era la niña de segundo de EGB más feliz del mundo. Juan la elegía en todos los juegos y a todas las horas porque estar con Loli era como dar brillo al cielo. Y se quisieron tanto y todo y el instituto los fue llevando a otras vidas. Corría el tiempo, la droga, el aire y derrapó la vespino de Juan. Por no morir asfixiada, Loli se permitió llorar tres minutos cada día, cinco si arrecia el viento.


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En mi cama (Maatkare)

En mi cama. 

Se metió entre mis sabanas como un cobarde, sudando y abrazándome con tanta fuerza que casi no me deja respirar, por mucho que intenté que se despegara un poco de mí no lo conseguí, pensé que si pudiera se metería dentro de mi otra vez, como hace 8 años, tranquilo, seguro, protegido…. Me desperté lo suficiente como para saber lo que estaba pasando, le pregunté ¿Qué ha sido esta vez? ¿un ladrón? ¿un asesino? – "zombis" me dijo, y entonces yo lo abracé más fuerte, acaricié su pelo y le susurré al oído "duerme tranquilo que ya estás con mamá". 


Renacer (sonómetro)

Paloma y su hermano pequeño habían sido atacados por un Leopardo. Heridos, alcanzaron a su hermano mayor y se refugiaron en la entrada de una sima. Su instinto le avisaba del peligro que suponía abalanzarse sobre tres humanos, pero el hambre incitó el nuevo asalto. Huyendo de la amenaza los hermanos penetraron hacia el interior del refugio, sin percatarse del profundo agujero que se convirtiera en improvisada tumba. Cuerpos yertos, un leopardo hambriento, y unos desolados padres, todos víctimas en aquella sima. 50.000 años más tarde la alegría abrumaría el alma del equipo de arqueología renaciendo esta historia.

miércoles, 23 de agosto de 2023

Tren a lo desconocido (Alba Oscura)

"Quieta; observo alrededor. 

Ahí, veo esas figuras, sombras de lo que fueron; oscurecidas por el miedo, la incertidumbre, la falta de control de sus vidas. 

Ahí, en mitad del negro, emergen brillos dorados; parejas que danzan, hermanos que juegan, abuelos cogidos de la mano. 

Ahí, te percibo como una la luz solitaria; como luz solitaria que soy me acerco a tu oído y te susurro. Entiendes mis palabras. 

Ahí, el tren se detiene, te miro, te beso, y…  Me reconoces.

-No en esta ocasión -dices.

Y ahí, como un destello en la noche, te desvaneces".


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ROMPIENDO BARRERAS (SALPA)

Leía un libro. Iba sumergida en la lectura cuando la vi subir; Vi a la protagonista de mi historia. Subió al vagón, me sonrió y con eso, fui feliz. No necesité más. Cerré el libro. Ella era mejor que lo que la ficción podía ofrecerme. 

Ese día dejé de leer historias de aventuras y me centré en escuchar a mi madre relatar cada momento vivido, sufrido y superado. Juntas relatamos su resurgir olivando lo malo pasado y, afianzando la creencia de que lo ya vivido, quedó atrás. Gracias a ella, a su ejemplo de superación, rompo cualquier tipo de barrera.


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Y ganó ella (Lili)

Pasó meses y meses en su lúgubre cueva sin ser capaz de mover un sólo músculo. Chillaba, muchas veces, pero no se escuchaba nada. Lloraba, sí, pero sus mejillas permanecían secas. ¿La ilusión? Algo ya remoto.

Ese día se levantó. Sé levantó y fue capaz de caminar, y tragar. Caminar hasta la cocina y tragarse veintitrés diazepam.

Así es la depresión. Unas veces te la comes y otras te come. Él no supo gritar con voz. Y ganó ella; y la vida de un chaval se resumió en la fecha y hora de un funeral.

Ya no hubo más. Fin.

Asunto: Lo que quisieron que fueras (Aldebarán)

Lo que quisieron que fueras

Oír a aquel tipo llamarle Manolo le confirmó que nunca podría dejar de ser lo que un día quisieron que fuera: Manolín, hijo… Manu, tronco… ¡Qué jodío, Lolo!... Le asqueaban aquellos diminutivos ridículos. Representaban lo que había tratado de dejar atrás: lo mediocre, lo paleto… a Manolo… Aquel tipo fracasado.

«Llámame Manuel, leches, que no es tan difícil... Don Manuel».

Quién te viera y quién te ve, ¿eh, Manolín? El hijo de la Patro… Yo quería mucho a tu madre… Me cago en… Lolito… ¿Que necesitas trabajo?… Cuéntame, a ver qué podemos hacer… Qué asco de crisis, ¿verdad, Manolo?


Ojos de perro (Wes)

Sobre las baldosas resquebrajadas cayó la sangre y después las lágrimas. El chucho chillaba, desesperado, lamiendo los manchurrones granates que iban escociendo el suelo. De la caja nada quedaba, ni de la vieja, solo quedaba aquel chucho del color del cieno.  

Le miró, se miraron.  

No eran ojos de perro, eran ojos acusadores, delatores. Eran ojos humanos. ¿Los de la vieja? ¿Qué iba a hacer ahora, eh? ¿Dejar ahí al maldito espectro?  

Sobre las baldosas resquebrajadas cayó la sangre, pero ya no hubo lágrimas. Los últimos ojos que se llevó la navaja se apagaron con la imagen del señorito grabada.

("Culicidae", Shua Olgoso)

Mi labor es la de producir insomnio. Otros lo hicieron a través de libros prohibidos, amores primerizos o excesivas preocupaciones vitales. Mi método es bastante simple, pero peligroso siempre. A veces necesito la ayuda de algunos hermanos y en la estación estival somos imparables. A lo largo de la historia se me ha odiado y también me han dado muchos nombres. La humanidad cree que lo hago por necesidad, pero es mentira; lo hago por puro placer. Me llaman mosquito y mi trabajo es el de provocar la locura.

Amor sin límites (Ninette)

 

 

 

Después de lo que dijo el juez, el señor P. siguió presentando su defensa.

  • Nos envolvía nuestra juventud, la adoraba. Desde que me sentí atraído por ella, lo fuimos todo el uno para el otro y la vida solo se sentía realizada cuando estábamos juntos en la misma habitación. Tuve la sensación de que haría cualquier cosa para proteger la imagen de mí que vivía dentro de ella.

La sala se sumió en un silencio sepulcral, solo se escuchaban los flashes de las cámaras.

-          Si esto es cierto, es usted culpable de asesinato. 

 

 

("El filo de la mañana", C.P.)

Tenso el horizonte matinal, el hilo fino corta sin gracia las cabezas que asoman a la luz del nuevo día y buscan en esa orilla la silueta de algo intuido durante la noche. 
Al borde del filo, un fumador envuelto en sábanas esparce las últimas bocanadas de tabaco sobre la cesta de la guillotina. La ceniza empapa el suelo de luz.   

La búsqueda del sueño verde (Marina)


Me levanté cansada, habitando la ansiedad que la noche no había conseguido amainar. Me preparé rápidamente para llegar puntual a mi sesión diaria.  

Mi terapeuta me había propuesto escribir unas líneas sobre un tema inspirador. – Enfócate en un pensamiento alegre- me había dicho.

Me fascinaba, desde niña, la idea de verde infinito y de un estado de naturaleza salvaje y sobrecogedor. Aquellas fantasías cinematográficas me habían calado de forma temprana.   

Ella trabajaba con pasión, yo, cansada, pero con denuedo, para hallar, aun azarosamente, la clave del secreto para acallar mi mente.

Esa noche, se hizo el fuego en mi isla.